Turandot: Descubre los enigmas detrás de la princesa

¿Estás buscando el argumento de la ópera Turandot? ¡Has llegado al lugar indicado! Pero en lugar de simplemente contarte la trama de esta obra maestra, te llevaré en un emocionante viaje a través de los tres enigmas de la princesa Turandot. ¿Estás listo para descubrir el misterio?

Turandot es una ópera en tres actos escrita por el compositor italiano Giacomo Puccini. Fue estrenada en 1926 y se ha convertido en una de las óperas más populares y representadas en todo el mundo. La trama de la ópera gira en torno a la princesa Turandot, quien desafía a sus pretendientes a resolver tres enigmas para poder casarse con ella. Aquellos que fracasan son condenados a muerte.

En el primer acto, el príncipe Calaf, quien ha llegado a Pekín para buscar a su amada princesa Turandot, se encuentra con el ex emperador chino Timur y su hija ciega, Liù. Calaf se enamora de Turandot al instante y decide participar en el desafío de los enigmas para ganar su mano en matrimonio. Turandot acepta el desafío y se prepara para preguntar el primer enigma.

El primer enigma que Turandot propone es: “¿Qué cosa brilla más que el diamante?”. Calaf responde correctamente: “La luz de los ojos de mi amada”. Turandot se sorprende por la respuesta y continúa con el segundo enigma: “¿Qué cosa es suave como el viento, pero puede ser tan fuerte como una tempestad?”. Calaf toma un momento para reflexionar, pero finalmente responde correctamente: “El deseo del amor de una mujer”. Turandot queda asombrada por la respuesta, pero se niega a casarse con Calaf. En lugar de eso, ella propone el tercer y último enigma.

Turandot

El tercer enigma que Turandot plantea es: “¿Qué cosa tiene fuego, pero no quema? ¿Agua, pero no ahoga?”. Calaf se siente inseguro y duda si responder, pero finalmente se atreve a decir: “¡Es la sangre! El fuego que corre por mis venas, pero que no me quema; el agua de mis lágrimas, pero que no me ahoga”. Turandot queda impresionada por la respuesta y se da cuenta de que Calaf la ama de verdad. A pesar de su inicial rechazo, Turandot acepta casarse con Calaf.

A pesar de los intentos de persuasión, Calaf se niega a revelar su nombre a la princesa Turandot, pero durante la búsqueda, encuentran a Timur, el padre de Calaf, y a la sierva Liù. A pesar de que Calaf niega que ellos sepan su nombre, Liù afirma que solo ella lo sabe. En el acto III, comienza la tortura de Liù para obligarla a revelar el nombre de Calaf, pero ella se mantiene firme y no lo divulga.

Finalmente, es Turandot quien la interroga, y Liù canta “Tu che di gel sei cinta” (Tú, que te cubres de hielo), y le profetiza que toda su frialdad se disolverá cuando reciba el primer beso de amor. Luego, toma un puñal de un soldado y se lo clava a sí misma, muriendo en el acto.

Liù, la enamorada de Calaf, muere para salvar la vida de Timur y de Calaf, a quien ama solo por haberle sonreído una vez. Un personaje excepcional que representa todo lo que Puccini quería reflejar en sus obras. A pesar de su trágica muerte, Liù deja un legado inolvidable, mostrando que el amor verdadero puede superar incluso los desafíos más difíciles. En definitiva, el final de “Turandot” es una despedida excepcional de Puccini, dejando al público con una reflexión profunda sobre el poder del amor y el sacrificio.

Turandot inalmente descubre el verdadero nombre de Calaf. Turandot se siente conmovida por el amor de Calaf y decide renunciar a su rechazo inicial y casarse con él.

Finalmente, la mañana llega y Turandot reúne a su pueblo para desvelar el nombre del extranjero: “Su nombre es Amor”. Con esto, la ópera llega a su feliz final, demostrando que el amor es la respuesta a los mayores enigmas de la vida.

La ópera en cuento:

¡Pueblo de Pekín!
La ley es ésta:
Turandot la pura
la princesa más bella de la China
se casará con el príncipe
que resuelva sus tres enigmas.

Pero la bella Turandot
también es cruel y fría.
Y si el príncipe aspirante
sus enigmas no acertase
al salir la blanca luna
la cabeza perderá.

Muchos príncipes acudían
no acertaban los enigmas
y la cabeza perdían.
Y cuando la bella princesa
al salir la blanca luna
a su balcón se asomaba
¡Piedad!¡Princesa, piedad!
el pueblo de Pekín le pedía.

Así una noche entre el gentío
la vio un príncipe desconocido
de ella se enamoró
y como nuevo aspirante
quiso tocar el gran gong…

Pero en ese momento llegaron
los ministros Ping, Pang y Pong:

– ¡Espera príncipe extranjero!
Que los enigmas de Turandot
son negros, más negros
que una noche sin luz.

– ¡Espera y escúchanos joven!
que los enigmas de Turandot
son más duros que el bronce
al que nada ni nadie rompe.

– ¡Tú mejor corta las olas!
¡Tú mejor cruza los montes!
¡Y de Turandot parte lejos
en busca de otros amores!
Pero el joven obstinado
por tres veces tocó el gong
entró por fin en palacio
y ante el gran Emperador
aquel pobre enamorado
por tres veces afirmó:
-¡Hijo del Cielo!
¡A afrontar la prueba vengo!

Entonces habló por fin
la terrible Turandot:
-¡En esta corte de China
en un tiempo ya lejano
un príncipe extranjero
se llevó a una princesa.
Era mi abuela Lo-U-Ling
y se la llevó por la fuerza.
Por eso yo en su recuerdo
con mis enigmas castigo
a los príncipes extranjeros
porque son mis enemigos.

sí que escucha bien
mis enigmas que son tres.

Y el príncipe con gran atención
escuchó…
escuchó…
y escuchó…
y los tres enigmas resolvió.

¡Gloria al valiente príncipe,
vencedor de los enigmas!
clama el pueblo de Pekín
mientras Turandot vencida
al gran Emperador implora
que no se cumpla la boda.

Pero el príncipe enamorado
a los ojos ya la mira:
-¡Escúchame tú ahora
princesa altiva!
que yo no te quiero a la fuerza
y sólo por amor serás mía.

Tú me has puesto tres enigmas
y yo los tres he resuelto
A ti te pongo uno solo:
– Adivina cómo me llamo
y al alba libre de mí serás
y yo perderé la cabeza.

¡Que esta noche nadie duerma!
ordena la cruel princesa
¡Del extranjero quiero el nombre!
y todo Pekín tiembla
mientras tranquilo el príncipe espera
¡Que esta noche nadie duerma!

Pero al alba la princesa altiva
no ha resuelto el enigma
y ante el príncipe suspira.
Y al alba como la luna
Turandot triste declina
y a los ojos ya le mira. Y cuando sale el sol
con la luna su orgullo se apaga
y nace en ella el amor.

Mi nombre es Calaf
confiesa entonces el príncipe.
Y la bella Turandot
con el brillo del primer beso
con el brillo del primer llanto
como nunca antes brilla.

Y cuando el gran Emperador
el nombre del príncipe le pregunta
ella le contesta segura
que su nombre es Amor.

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