Ella, una diva moderna, encantadora, ejemplo de mujer y madre empoderada; él, maestro de la dirección que representa la talentosa estirpe de los músicos venezolanos. Este sábado 6 de abril, se robarán el corazón del público haciendo música y canto al más alto nivel – Wagner, Verdi, Puccini-, junto a nuestra Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela en el Teatro Teresa Carreño
CHEFI BORZACCHINI
Fotografías cortesía de El Sistema
Esta entrevista no se hizo precisamente a dúo, sin embargo, la pareja artística conformada por la soprano búlgara Sonya Yoncheva y el director venezolano Domingo García Hindoyan -que fuera del escenario son esposos y padres de dos hijos-, han logrado confabular sus destinos en un mismo norte: hacer del arte y la cultura su aporte a la sociedad y su manera de disfrutar y enriquecer sus vidas y las de las audiencias del mundo. Por ello también los uno en esta entrega periodística.
Durante esta semana, ambos han revolucionado el medio musical caraqueño. Han sido la pareja cariñosa, cercana, cálida que ha enamorado a todos: a músicos, a cantantes, a los técnicos del teatro, a los periodistas, y este sábado 6 de abril “le pondrán la guinda al pastel” cuando Sonya Yoncheva aparezca al frente de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela y sea recibida por su esposo, el maestro Domingo García Hindoyan, en la remozada Sala Ríos Reyna.
Antes que los lectores disfruten de sus respuestas, las cuales condensan el pensamiento y la misión de ambos, hay que decir una y muchas veces, que este lujo de concierto en Caracas será posible gracias, principalmente, a una “trialianza”: El Sistema, la Asociación Wagner y el Teatro Teresa Carreño, por supuesto apoyados por varios patrocinadores y colaboradores individuales -también hay que insistir-, sin cuyo concurso la producción de este tipo de eventos serían prácticamente inviables.
ELLA: LA DIVA COMPROMETIDA Y FUTURISTA
Cálida, sencilla, coqueta y con mucho charm. Inmediatamente se percibe a una mujer cercana, auténtica y comunicadora por naturaleza. Entonces, teniéndola frente a frente, uno recuerda haber leído acerca de su fabulosa trayectoria, haber escuchado sus interpretaciones en YouTube y visto sus videos transformándose en la sufrida Tosca, de Puccini; o en la inocente y pura Gilda, en Rigoletto, de Verdi; o en la dramática e intensa sacerdotisa en Norma, de Bellini; o recibiendo el premio Opus Klassik como cantante femenina del año 2021, en el Konzerthaus de Berlín, subiendo al escenario con un suntuoso traje rojo de larga cola y cantando con picardía y seducción La Habanera, en Carmen, de Bizet. A propósito, le preguntamos.
– En su formación musical desde joven, ¿qué le marcó para poder desdoblarse en tantos personajes y meterse en la piel y sentimientos de esas mujeres creadas por los grandes compositores de ópera?
“Desde joven yo estaba buscando siempre conectar con mi tiempo de mujer. Sabemos que un ser humano, una mujer, tiene varias etapas en su vida. Pero lo que me marcó más fuerte fue el hecho de convertirme en mamá. Ser madre ha sido para mí una increíble escuela de vida, eso ha influenciado mi trabajo y mi manera de interpretar los personajes en la ópera en los últimos diez años”.
-Sin embargo, compaginar la profesión y vida artística con el rol de madre y esposa, es un reto que vivimos la enorme mayoría de las mujeres ¿Cómo ha gestionado Usted esos roles y cuál ha sido su fórmula en ese sentido?
“Nunca tuve una fórmula de planificación en ese sentido. Creo que esto llegó a mi vida de una manera muy natural, porque me enamoré del hombre de mi vida y fue muy lógico que tuviéramos dos hijos juntos, y todo esto que estaba sucediendo en mi vida personal tenía que acompañarlo con mi carrera de artista o viceversa, mi carrera acompañando la vida familiar y personal”.
“Yo soy una persona muy equilibrada en mi pensamiento y en todo lo que hago y tengo esa capacidad de ser polivalente -bueno, todas las mujeres tenemos esa versatilidad-. Entonces para mi es muy natural ser la diva, con mis diamantes y con mi ropa bellísima en el escenario, y luego llegar a mi casa y preparar una ensalada para mi esposo, o una pasta para mis niños, o hacer las tareas de mi hijo Mateo. Además, tengo que decir que mi esposo me ayuda muchísimo, porque es un padre excelente y siempre nos apoyamos los dos. Y tengo una madre muy fuerte todavía, que tiene 72 años, pero que me ha acompañado de una manera bellísima todo este tiempo”.
-Hablemos de su repertorio, que es un rico y poderoso abanico de compositores, y como ya dijimos de personajes operísticos. Pero tal vez debe haber un compositor preferido ¿Cuál es el suyo y por qué?
“De verdad no tengo un compositor preferido, lo que sí tengo son personajes preferidos. Cuando selecciono un personaje, lo que quiero interpretar en el escenario está conectado con la naturaleza y psicología de ese personaje. En mi juventud, me gustaba la fuerza de la mujer. Pero en la actualidad estoy pensando más en la parte frágil de la mujer; me encanta cantar, por ejemplo, una Mimí o una Tosca con toda su toda su fragilidad y con toda su fuerza, personajes muy complejos. Lo que me encantaría es tener siempre esta flexibilidad y la libertad de poder cantar desde Monteverdi hasta compositores contemporáneos”.
-Su trayectoria es espectacular, su reputación en el mundo de la ópera es muy sólida, se ha superado constantemente y se plantea cada vez más desafíos artísticos. ¿Qué ambiciona para sus próximos años de carrera y cuál sería el aporte que Usted quiere legar al género de la ópera?
“Mis ambiciones para los próximos años son que yo pueda compartir y difundir al máximo mis ideas sobre la cultura y la importancia de la música para los niños y para los adultos. Yo creo que la cultura es el futuro, un futuro muy bueno que puede construir una sociedad más sana. Entonces mi trabajo se va a concentrar sobre esto. Igualmente voy a continuar cantando hasta que pueda”.
“Yo me imagino la ópera del futuro de una manera muy moderna, con un lenguaje que pueda ser más visible, impactante y cercano a los jóvenes. Estos son los dos propósitos que me ocupan”.
-Pareciera que la ópera está en un resurgir, pero continúa siendo costosa en todos los aspectos. ¿Ha pensado en algún programa o proyecto que permita que la ópera sea una disciplina artística más accesible a públicos de menos recursos económicos?
“Si claro. Con toda mi experiencia en mi vida de artista me di cuenta de que podemos hacer mucho para economizar y hacer propuestas más sencillas. Creo que el arte y la ópera llegan al corazón de una manera muy directa, entonces quizá no necesitamos todos estos fru fru que están sobre el escenario, no necesitamos todos esos colores y cosas gigantes para impresionar. No, nuestro arte es mucho más simple porque habla de emociones, de experiencias muy humanas y si tenemos unos artistas sinceros y poderosos como actores, creo que este mensaje puede llegar de una forma muy simple”.
“De manera que no hay que cargar tanto el escenario y el presupuesto de gastos. Hay que interpretar bien, hacer buena música y tener artistas y cantantes de alto nivel”.
-En su labor como Embajadora de Unicef y con su visita a El Sistema de Orquestas y Coros de Venezuela -también Embajadores Unicef- ¿cómo concibe la contribución de la música como herramienta para mejorar el futuro de la niñez y juventud en el mundo?
Creo que la música es un lenguaje tan global que todos los niños no tienen que aprender, ellos lo sienten. Siempre tenía la impresión de que la música es una traducción directa de nuestras emociones. Lo que conocí y experimenté esta semana con El Sistema es lo más impresionante y emocionante que he escuchado y visto en mi vida, y esta es una forma de existir y de hacer. No tenemos que hablar mucho de esto, tenemos que hacerlo como lo han hecho y logrado aquí en El Sistema. Tenemos que dejar esta libertad a los niños: la libertad de ser ellos mismos y eso, ya lo hemos comprendido, se logra a través de la música
EL: MAESTRO Y ORGULLO VENEZOLANO
Domingo García Hindoyan conserva la familiaridad y carisma que identifican al venezolano. Guapo, dinámico y atento a cada movimiento de sus hijos y esposa, Sonya Yoncheva, durante la visita-homenaje que les rindió El Sistema, donde en sus años de adolescencia se formó y perteneció a la Sinfónica Juvenil de Chacao y luego en la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, orquesta a la que de manera emocionante ha regresado esta semana para ensayos y concierto, y ya no en la fila de violines, sino desde el podio y con batuta en mano.
Desde el 2021 este venezolano es el director titular de la Real Filarmónica de Liverpool, y ha desarrollado una interesante carrera respaldada en el estudio constante y una manera singular y amplia de abordar la música.
-Comenzamos hablando de su experiencia de formación en El Sistema. ¿Cuál es la impronta que dejó en su vida artística esa etapa y cuáles diría que fueron los principales valores y enseñanzas que la institución creada por el Maestro Abreu sembró en Usted?
“Gracias por esta pregunta tan bonita. Esos son los años más importantes en la educación de un músico, y ser formado en El Sistema en Venezuela fue muy beneficioso pues en esta institución me inculcaron los valores de la disciplina, de la pasión, de la dedicación, de esa curiosidad increíble que se desarrolla en este país por la música; también sobre todo el saber trabajar en colectivo, siempre cuidando la individualidad”.
“Así que esa formación en Venezuela fue indispensable, porque cuando llegué a Europa, ya siendo músico de orquesta -porque estuve en la Sinfónica Juvenil de Chacao y posteriormente en la Simón Bolívar-, ya yo tenía un repertorio sinfónico enorme. Desde ese punto de vista ser educado en Venezuela fue una gran suerte”.
-Ha tenido la oportunidad de tomar clases y asistir a importantes directores de orquesta, entre ellos Esa-Pekka Salonen y Daniel Barenboim, entre otros ¿De quién o de quiénes de esos maestros piensa Usted que recibió las mayores influencias?
“En el 2005 conocí al Maestro Daniel Barenboim en Lucerna y a partir de ese año formé parte de su orquesta West- Easterm Divan, que como se sabe es una orquesta formada por músicos de Israel, de Palestina y de otros países de origen árabe y yo por tener a mi madre nacida en Siria tuve acceso a esta orquesta, que junto con El Sistema son dos de los proyectos músico-sociales que yo considero más importantes”.
“De manera que he tenido la gran fortuna de estar con el maestro Barenboim durante siete años, formando parte de la orquesta y luego tres años como su asistente en la Opera de Berlín. Sin duda alguna Barenboim ha sido el músico que mayor influencia ha tenido en mi carrera como director de orquesta y como músico en general. Él ha sido muy generoso conmigo, ha sido mi mentor por muchos años y con quien tengo una bonita relación”.
-Desde hace algunos años hay una “ola” de contratación, por parte de importantes orquestas, de jóvenes directores latinoamericanos y, en especial, los venezolanos se han destacado. ¿Cuáles serían, en su opinión, las cualidades que distinguen a los músicos y directores de orquestas de esta parte del mundo, que han permitido que esa pléyade de nuevas batutas esté empoderada actualmente en el mundo de la música?
“Sí, sin duda alguna hay una ola fantástica de directores venezolanos y latinoamericanos de excelente categoría que están dirigiendo alrededor del mundo, y eso nos llena de orgullo, por un lado, y por otra parte demuestra la universalidad de la música, que trasciende nacionalidades. Así Beethoven o Mahler pueden ser interpretados tranquilamente tanto por un alemán, un venezolano, un finlandés o un argentino. Ese es el secreto, ahí está el detalle: que la música trasciende, la belleza trasciende, más allá de fronteras”.
“Por eso, a través del conocimiento, con estudio, con cultura, con curiosidad, llegamos a conocer de manera muy profunda compositores que nacieron muy lejos de nuestras naciones. Así que nos llena de orgullo esto que está sucediendo con nuestros músicos y tenemos que saber que esto se debe a la gran cantidad de orquestas que hay en nuestros países, y en especial en Venezuela, lo cual genera que la calidad de los directores de orquesta sea mucho más alta”.
-En el vasto universo musical, y sobre todo viviendo en la popular ciudad de Los Beatles y más allá de la música clásica y la ópera ¿cuáles son sus otros intereses y gustos musicales?
“A mi me gusta todo tipo de música y estando en Liverpool pues cada vez conozco más de Los Beatles, pero en casa escuchamos todo tipo de música, disfrutamos desde el jazz hasta los boleros pasando por el pop de buena calidad. Eso sí: yo soy absolutamente anti-reguetón”.
-Regresar a su país, Venezuela, para ofrecer un único concierto junto a su esposa, dirigiendo la orquesta a la cual perteneció ¿Qué sentimiento le embarga en esta visita?
“Por supuesto es muy emociónate estar en Venezuela y lo primordial es que es la primera visita de mi esposa, y de mis hijos. Poder acompañarla y que ella viva todo lo que le he contado durante muchos años, de lo que ocurre musicalmente en Venezuela, porque una cosa es decirlo y otro tema es vivirlo. Quiero que ella disfrute del escenario, de ensayar en el Centro de Acción Social Por la Música; que disfrute cantando en el Sala Ríos Reyna, que es una sala mítica en Latinoamérica; que disfrute de la orquesta Simón Bolívar y que vea todos los éxitos y el trabajo de El Sistema, y que además sienta toda la calidez del público venezolano. Yo más que orgulloso de mostrarles mi país”.
