
Se trata de una de las obras incocnlusa de uno de los grandes compositores, que disfruta en particular de una reverencia mística. Este es el caso de la Novena Sinfonía de Anton Bruckner, quien después de haber completado los tres primeros movimientos, murió mientras trabajaba en el final. A diferencia del Requiem de Mozart, por ejemplo, de las cuales sólo una mínima parte proviene del propio compositor. Hay una gran cantidad de bocetos de Bruckner para el movimiento final de la Novena Sinfonía. En más de 25 años de investigación, un equipo internacional de compositores, directores y musicólogos han desarrollado estos bocetos en un conjunto impresionante. La sinfonía completa se realiza por la Berliner Philharmoniker y Sir Simon Rattle.